Empresas y finanzas

La pandemia y el crudo obligan a Repsol a anotarse pérdidas de 2.484 millones hasta junio

  • El beneficio, sin efectos extraordinarios, baja un 83%, hasta los 189 millones
  • La compañía acomete ajustes adicionales de 200 millones para este 2020
Oficinas centrales de Repsol en Madrid. Foto: Archivo.

La pandemia y el histórico hundimiento de los precios del crudo han obligado a Repsol a anotarse pérdidas de 2.484 millones de euros durante el primer semestre del año, frente a unas ganancias de 1.133 millones en el mismo período de 2019. Sin extraordinarios, obtiene un beneficio de 189 millones, un 83% más bajo, pero superior a las estimaciones del mercado. La petrolera acomete ajustes adicionales por 200 millones y destaca su flujo de caja positivo y la reducción del endeudamiento, signos de solvencia y resistencia a la adversidad.

De acuerdo con la información remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), con los precios de los hidrocarburos por los suelos -el crudo ha estado por debajo de 30 dólares por barril entre abril y junio-, Repsol ha tenido que adaptar sus métricas a la coyuntura sectorial, agravada por la pandemia global.

Así, ha ajustado el valor de sus inventarios, reduciéndolos en 1.088 millones, y ha revisado el valor de sus activos de exploración y producción -Upstream en inglés- en otros 1.585 millones. El resultado es que ambos efectos contables disparan sus números rojos. Otras petroleras, como Shell o BP, han anunciado medidas similares.

La compañía presidida por Antonio Brufau, no obstante, mantiene el nivel de su retribución al accionista, de un euro por título para este 2020, que la convierten en la cotizada más rentable del Ibex 35. Abonó 0,55 euros el pasado día 8 de julio

Durante la multiconferencia con los analistas, el consejero delegado, Josu Jon Imaz, declinó anticipar la política de dividendos a partir de 2021 -se desvelará en la revisión del Plan Estratégico que presentará en noviembre-, pero afirmó que se mantendría "en el cuartil alto" de la retribución al accionista del Ibex-35 y de sus homólogas europeas, como Shell, Total, BP o Equinor.

No es la primera vez que Repsol revisa a la baja el valor de sus activos o de sus inventarios: a inicios de diciembre se anotó un deterioro de contable de 4.800 millones para adaptarse al escenario planteado por el Acuerdo de París y convertirse en una empresa neutra en emisiones de carbono a mediados de siglo. Pero en esa ocasión fue algo voluntario, mientras que en esta se ha visto obligada por las circunstancias.

Nuevo escenario de precios de los hidrocarburos

Además, aunque la petrolera dirigida por Josu Jon Imaz mantiene su compromiso con la neutralidad de carbono, ha cambiado el escenario de precios futuros de los hidrocarburos -de ahí proviene una provisión de 1.289 millones en Upstrem, clave del ajuste contable- y ahora cree que de 2020 a 2050 el barril de brent rondará los 59,6 dólares y el gas del Henry Hub a 3,3 dólares por millón de btu. Hasta ahora se guiaba por el escenario sostenible de la Agencia Internacional de la Energía.

En términos recurrentes, que miden exclusivamente el desempeño de los negocios, los resultados tienen números negros en el semestre, pero reflejan la dureza de los últimos tres meses, en que la demanda de combustibles se ha desplomado por las restricciones a la movilidad, hasta el punto de tener que paralizar actividades de refino en Tarragona: si hasta marzo había ganado 447 millones, hasta junio el beneficio acumulado se ha reducido hasta los 189 millones.

Los distintos segmentos del negocio, reclasificados hace pocos meses, dan una idea de la situación: Comercial y Renovables ganó 42 millones en el segundo trimestre -fueron 121 millones en el primero-, Industrial ingresó 8 millones -fueron 296 millones tres meses antes- y Upstream perdió 141 millones, frente a ganancias de 90 millones entre enero y marzo. Añadiendo otras partidas, entre abril y junio Repsol perdió 258 millones. 

Ajustes adicionales por 200 millones

El 25 de marzo, previendo la situación, Repsol aprobó un Plan de Resiliencia para 2020, al que acaba de dar una vuelta de tuerca, con 200 millones adicionales de ajuste: ha aumentado su estimación de reducción de gastos operativos hasta los 450 millones de euros desde los 350 millones originales, y recortará más las inversiones, hasta los 1.100 millones, desde 1.000 millones; mantiene la optimización del capital circulante en cerca de 800 millones y apunta que en los últimos tres meses ha ahorrado ya 300 millones.

Este Plan de Resiliencia, que prevé el crudo a 35 dólares por barril hasta final de año, incluye como objetivo contener la deuda neta este año. Gracias a las medidas ya adoptadas, ha conseguido bajarla en el último trimestre hasta los 3.987 millones, cerca de 500 millones menos que a 31 de marzo. Imaz puntualizó que se mantendría "bien por debajo" del objetivo de 4.200 millones.

El flujo de caja, uno de los elementos que destaca la compañía, junto a la reducción de la deuda, cerró el segundo trimestre semestre con 268 millones y acumula en lo que va de año 864 millones, un 65% menos. El dato, aunque parece malo, fue objeto de alabanza por parte de los analistas. Las inversiones ascienden a 1.113 millones hasta junio, un 24,2% menos, y se quedarán en el conjunto del año en unos 2.800 millones.

Repsol dispone de una liquidez de 9.762 millones, que cubre en 2,43 veces los vencimientos a corto plazo. Durante el primer semestre reforzó su posición con cuatro emisiones de bonos por 3.000 millones y en todos los casos la demanda superó con creces la oferta. También se incrementaron las líneas de crédito comprometidas y no utilizadas en 1.602 millones.

El consejero delegado, Josu Jon Imaz, destaca que "Estamos cumpliendo con los objetivos de nuestro Plan de Resiliencia, asegurando la robustez de nuestro balance y reiterando nuestro compromiso de liderar la transición energética y alcanzar las cero emisiones netas en 2050".

Expansión internacional en renovables

Por otro lado, Repsol invertirá inicialmente 165 millones en Chile para crear una sociedad conjunta con Ibereólica y desarrollar una cartera de proyectos eólicos y solares de 2,6 GW, en lo que la compañía considera el inicio de su expansión internacional a gran escala en energía limpia.

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